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"La
codicia, a falta de una palabra mejor, es buena; es necesaria y
funciona. La codicia clarifica y capta la esencia del espíritu de
evolución. La codicia en todas sus formas: la codicia de vivir, de
saber, de amor, de dinero; es lo que ha marcado la vida de la
humanidad."
Gordon
Gekko. Wall Street, 1987.
La
frase, enunciada por ese exitoso Yuppie al que Michael Douglas
ponía piel bajo la dirección de Oliver Stone, quería representar
un cierto estado de ánimo, el de aquellos desacomplejados años
ochenta de liberalismo económico que hicieron de la Bolsa de
Nueva York su emblema.
Hoy
en día los inversores como Gekko no están tan bien vistos como
entonces. Por otro lado, su perfil se ha diversificado. Su hábitat
ha dejado de limitarse a los rascacielos enmoquetados o los cada vez
menos bulliciosos parqués de la bolsa. Si algo nos ha traído
Internet es la posibilidad de llegar a todas partes sin movernos del
salón de casa, y Forex es una de las señas cada vez más pujantes
de esta postmodernidad líquida, de la que todos podemos reclamar
nuestra porción.
La democratización de los mercados
¿Qué
es Forex? Se trata de la exitosa contracción de Foreign Exchange
trading, es decir, el mercado internacional de divisas. En
él se lleva a cabo la compra-venta pareada de moneda de diferentes
países, intentando hacer negocio gracias a las variaciones de valor
de una de ellas respecto de la otra. La idea es sencilla: comprar
barato y vender caro escogiendo el momento adecuado. Quizás no
haya oído hablar de Forex hasta la fecha, pero le daremos un dato
simplemente para situarnos. Se calcula que este mercado financiero
mueve actualmente, en un día, un volumen de operaciones equiparable
al de la bolsa de Nueva York durante un mes. Ahí es nada.
Pero
esto no siempre fue así. Durante décadas los únicos actores
relevantes en este mercado fueron los bancos, las agencias de
inversión y los propios estados, por lo que se trataba de un sector
más o menos acotado. Sin embargo, la irrupción de Internet y el
desarrollo de software de fácil manejo han provocado un cambio sin
precedentes: hoy en día este mercado tiene su mayor potencial y
fuente de crecimiento en los inversores particulares. Cualquier
persona con ganas de invertir puede, tras descargar e
instalar en su ordenador un programa relativamente sencillo,
comenzar a especular con divisas desde su hogar u oficina.
¿Por
qué Forex es cada día más popular? Existen varios motivos. Se
trata de un mercado esencialmente desregulado, sin organismos de
supervisión ni intermediarios oficiales a los que haya que pagar
comisiones para operar, como ocurre en la bolsa de valores. El nivel
de apalancamiento
permitido es alto, es decir, con un aval relativamente modesto
podemos negociar cantidades proporcionalmente muy superiores a
nuestra liquidez disponible. Por otro lado, hace falta poco dinero
para comenzar a jugar (entre 200 y 5000 euros). Aparentemente todo
son facilidades.
Pero
quizás su mayor atractivo (y también potencial peligro) lo
constituye la alta volatilidad del mercado, debida a las rápidas
fluctuaciones de unos activos que no se vinculan a la marcha real de
la economía de cada país, sino a previsiones de futuro dependientes
de múltiples (y discutibles) indicadores. Esto plantea ante el
inversor aficionado un horizonte de pingües ganancias en
relativamente poco tiempo si se toman determinadas decisiones en el
momento adecuado. Pero las pérdidas, como nos recuerdan casi todos
los tutoriales y manuales de Forex, pueden estar igualmente a la
orden del día si
no nos andamos con ojo.
¿Un negocio al alcance de cualquiera?
Las
webs y los foros dedicados a Forex son abundantísimas (39,6 millones
de resultados en Google en el momento de escribir esta entrada). La
mayor parte de su contenido se concentra en torno a:
- información para introducirse en el mundo del Forex.
- solicitudes y aportaciones de consejo para invertir mejor.
- experiencias personales como traders, tanto positivas como negativas.
Si
realmente las personas tomaran sus decisiones económicas según el
modelo teórico del Homo oeconomicus (evaluando racionalmente
los recursos disponibles y maximizando sus ganancias al menor coste
posible) la psicología no jugaría un gran papel en Forex, y todo
sería una cuestión de formación técnica adecuada o insuficiente.
Sin embargo la situación es otra. No son raros los artículos que
nos sugieren cuál debería ser la actitud personal a la hora
de invertir. En ellos se abordan algunos aspectos psicológicos
procedentes del sentido común, por ejemplo:
Psicología
del inversor: “estudie su inversión (tomarse
tiempo para reflexionar). Deje continuar sus ganancias
(es decir, no vender impulsivamente). No se case con sus
operaciones (no aferrarse
emocionalmente). No apueste su casa (no
dejarse llevar). Acepte sus errores y aprenda de ellos”.
Tras
revisar una muestra de este material no es difícil señalar algunos
de los enemigos recurrentes del inversor: el exceso de confianza,
el descontrol emocional, los ardientes deseos de recuperar las
pérdidas recientes o la poca disciplina, entre otros. Como
profesionales de la salud mental, estos enemigos nos suenan a
sospechosos habituales. Es difícil dejar de pensar en la relación
que existe entre juegos de azar y ludopatía. ¿Puede tener esto algo
que ver con Forex?
Vista
desde fuera, la manera de invertir en Forex podría parecer mecánica
e inofensiva, y de hecho muchos recomiendan encarar su
participación en este mercado como un oficio, una rutina carente
de emoción: encender el ordenador, abrir el software, supervisar los
gráficos de evolución de forma intermitente, apurar los minutos
mientras queden mercados abiertos a lo largo del huso horario,
comprar, vender, o bien esperar, no hacer nada.
Lo
que proponen muchos de los traders más experimentados, o bien
esa creciente hueste de brokers que se ganan la vida
“enseñando a invertir”, dibuja una actividad más parecida a
la pesca que al estimulante regateo del zoco. Sin embargo, las
recomendaciones de prudencia parecen coexistir con la burbujeante
ambición propugnada por Gordon Gekko al son de “es fácil hacer
dinero si sabes cómo”. Sería algo así como animar a la gente a
sacar la caña del trastero con la idea de que todos nos merecemos
atrapar a Moby Dick. El mundo que rodea Forex se encuentra
preñado de esta ambivalencia, y de diferentes personas lidiando con
ella, con resultados dispares. ¿Con qué herramientas contamos para
hacerlo?
Homo oeconomicus vs Homo ludens
Vía: http://www.2stroke.co.za/blogs/behavioural-economics-social-media |
Como
animales que somos, hemos
sido programados para responder a los incentivos del entorno con
el objetivo de sobrevivir y transmitir copias de nuestro material
genético. Estamos orientados, por pura lógica evolutiva, a buscar
el beneficio y evitar el daño. De ello se encarga nuestro sistema
de control motivacional, antes llamado sistema de recompensa y
castigo. Por consenso social, el dinero actúa sobre este
sistema como un reforzador universal. Es decir, a pesar de que no
alimenta ni incrementa nuestras opciones reproductivas de forma
directa, sí permite acceder indirectamente a toda clase de
alimentos, parejas fértiles, refugio, etc. Por ello el dinero es
vivido como beneficioso y resulta altamente deseable en todas las
culturas que acuerden emplearlo de forma simbólica como
representación del valor, no
siendo la única, pero sí la más extendida.
Este
sistema de control motivacional, que discrimina lo deseable de lo
repulsivo, se ha servido durante millones de años de las
emociones para hacer su trabajo. Sólo muy recientemente en
nuestra historia evolutiva hemos adquirido un lenguaje verbal que
complementa este sistema y nos permite llevar a cabo evaluaciones
racionales “en frío”. Pero el sistema no es perfecto. Como si
fuera una “versión beta” de la cognición humana, este modo
racional de evaluación y planificación -aunque prometedor- está
lleno de agujeros por los que se cuela nuestro “magma” emocional
de toda la vida. Frente al dinero esto solo se hace más evidente. La
simple perspectiva de ganar o perder dinero viene siempre acompañada
de una cierta carga emocional, cuya intensidad será proporcional
a su cuantía relativa. Hallazgos como estos han dado lugar a campos
enteros del conocimiento, como la neuroeconomía
o la economía conductual (behavioral economics).
Cada vez es más evidente que, en contra de lo que pensaban los
defensores del Homo oeconomicus, las decisiones del día a día
se encuentran inevitablemente ligadas a nuestro repertorio emocional.
Cuando uno se sienta frente al ordenador para invertir en Forex, lo
hace con todo este aparataje emocional preparado para lanzar señales
de “¡adelante!” o “déjalo y mejor vive otro día”. El
asunto clave aquí es que las emociones van a aparecer, lo
queramos o no, en el transcurso de algo que quisiéramos que fuera
puramente racional (como aconsejan los expertos). Y esas
emociones, además de distorsionar el proceso de invertir de varias
maneras, pueden llegar a gustarnos. De hecho, tiene sentido que sea
así. Las emociones positivas asociadas a la ganancia de dinero
promoverán que repitamos la conducta de intentar ganar más dinero,
de la misma forma que disfrutar de la comida favorece que volvamos a
tomarnos la molestia de salir a conseguir alimentos.
Así
es como vamos transitando, paso a paso, desde ese Homo
pretendidamente económico, que simplemente quería complementar su
salario, al Homo ludens que
disfruta con ello y hace del disfrute una motivación relevante. Y
es que ambas partes conviven en nosotros: el tímido e incipiente
mono racional junto con esa emotividad primigenia que contribuye a
conformar nuestra
cultura a través de los juegos, los ritos y el gozo que éstos
proporcionan.
Pero,
¿qué papel juega la adicción en lo que hemos planteado hasta
ahora?
Ludopatía inversora
Existe
un enorme desfase entre evolución biológica y evolución cultural.
Esto implica que nuestro organismo se encuentra diariamente con
versiones “destiladas” de estímulos apetitivos para las que no
se encuentra preparado, ya sean bebidas alcohólicas de alta
graduación, azúcares refinados, cocaína, sexo desafectivizado, y
un largo etcétera. Este es el origen de las denominadas enfermedades
de la civilización.
Los
estímulos “destilados” o mejorados artificialmente encajan en
nuestro esquema de incentivos, pero lo hacen como estímulos
supranormales, es decir, capaces de secuestrar nuestra motivación
de forma tan intensa que el resto de estímulos adaptativos quedan
momentáneamente ensombrecidos. Son famosos los experimentos con
ratones de laboratorio que, puestos a elegir entre comida o cocaína,
fallecen de inanición presionando la palanca que liberará los
polvos blancos.
¿Podríamos
decir que Forex nos expone a estímulos supranormales?
Sin
duda. La expectativa de obtener dinero de forma más o menos
inmediata y en grandes cantidades lo es, por supuesto. Pero existe
uno más importante todavía: el azar, que es la versión
destilada de la incertidumbre. Podríamos entrar a debatir
si verdaderamente es azar lo que sucede en los mercados financieros,
pero en la práctica no existe mucho lugar para dudas, en la medida
en que las previsiones a futuro son tan especulativas que la mayor
parte de la labor de los analistas consiste en interpretar a toro
pasado los comportamientos de los mercados, creando
la ilusión de que algo se atisbaba desde un principio. De ahí
que muchos identifiquen, de forma intuitiva, esta tortuosa
volatilidad de los mercados con lo que ocurre en los salones de los
casinos.
Áyax y Aquiles jugando a los dados a las puertas de Troya. |
Esta
comparación va más allá de cualquier metáfora porque ciertamente
dinero e incertidumbre son la base de todos los juegos de azar.
Cuando se combinan pueden llegar a tener un efecto impresionante
sobre la mente de las personas. Se ha demostrado a nivel experimental
que la expectación ante una posible ganancia es mucho más intensa
cuando ésta no es segura, en comparación con lo que sucede cuando
el resultado se conoce con certeza. Lo
mismo sucede con las adversidades, como bien saben los
torturadores o maltratadores profesionales, que aprenden que aplicar
el castigo de forma arbitraria e imprevisible incrementa
exponencialmente el terror y la indefensión de la víctima.
Algunas
personas, por su peculiar tolerancia al riesgo y/o necesidad de
sensaciones intensas, son especialmente proclives a participar de
estas actividades lúdico-inversoras. Por otro lado, cualquiera que
esté pasando una época determinada (pongamos, una depresión) y se
le cruce el juego (o los mercados) en su camino, puede verse en
riesgo de acabar perdiendo el control de sí mismo.
Es
por ello que ya no resultan extraños para los profesionales de la
salud mental los casos de adicción a la inversión de capitales,
como bien se explica en este
artículo de El País. El riesgo de desarrollar una adicción a
las inversiones es equiparable al de cualquier otra ludopatía.
Simplemente tienen que darse las condiciones adecuadas.
En
el caso concreto de Forex, además de este núcleo común a todos los
juegos de azar, no podemos dejar de apreciar algunas semejanzas
con otros dispositivos con alto potencial adictivo. Pondremos
algunos ejemplos:
Ilustr: Owen Freeman |
·
Con las tragaperras (slot machines): dispositivo
unipersonal, con estímulos luminosos intermitentes, facilitador del
aislamiento social y de la pérdida de la noción del tiempo.
·
Con la ruleta de casino: posibilidad de exponerse a grandes
ganancias y grandes pérdidas en corto plazo de tiempo, aureola de
sofisticación y prestigio social.
·
Con los juegos de cartas, en especial el póker: aureola de
prestigio social (en auge desde que se promociona como un deporte
más) y una combinación especilmente atractiva de azar (alea)
y habilidad (agon), que potencia los sesgos cognitivos de
control y sobreestimación de las propias capacidades.
¿Quiere
esto decir que cualquier persona que invierta en Forex corre el
riesgo de padecer una adicción? Ni mucho menos.
¿Cómo reconocer la adicción?
Como ya hemos tratado en
otras
entradas de este blog, la adicción se define por un tipo de
relación peculiar mantenida con una actividad, sustancia o
persona. En esta relación encontraríamos:
a) Disminución o
pérdida del autocontrol
b) Problemas o
dificultades significativas a nivel personal
c)
Autoengaño y mentiras al entorno
Esta
relación, mantenida en el tiempo, genera hábitos nocivos y provoca
un deterioro progresivo de la personalidad, en la medida en que crece
la brecha entre lo que se es y lo que un cree ser.
Aplicado
al caso del Forex deberíamos precuparnos cuando:
AUTOCONTROL
|
Pasamos más tiempo
del programado frente al ordenador. Nos roba horas de sueño.
Pasamos a comer o cenar frente a la pantalla. Se invierte más
dinero del planeado, especialmente si es para recuperar pérdidas
recientes. Resulta difícil mantener una estrategia inversora a
medio-largo plazo. La idea de invertir está en mente de forma
habitual.
|
PROBLEMAS
|
Disminuyen el interés
y el tiempo dedicado a actividades antes significativas (familia,
trabajo, ocio), aparecen irritabilidad y falta de concentración
ante exigencias del día a día ajenas a Forex, se deteriora la
economía personal, se solicitan préstamos y generan deudas.
|
AUTOENGAÑO Y
MENTIRAS
|
Aparecen excusas y
justificaciones cuando falla el autocontrol, se racionalizan los
reveses económicos o se confía ciegamente en una posible
recuperación, se ocultan las pérdidas y se mencionan únicamente
las ganancias, se reconocen menos horas frente al ordenador de las
dedicadas realmente, se exagera el carácter “laboral” de
Forex para justificar la dedicación.
|
No
es fácil que uno se de cuenta de todo esto por sí solo. La
conciencia de la situación puede aparecer a veces de forma fugaz
para desvanecerse detrás del autoengaño. Muy poca gente disfruta
sintiendo que pierde el control para actuar como quisiera, por lo que
la mente nos protege automáticamente modificando parcialmente
nuestra percepción de la realidad. El papel del entorno (familiares,
amigos), como en cualquier adicción, será clave para desvelar lo
que está ocurriendo y poder brindar apoyo.
Esto
puede ser más difícil que en otras adicciones, puesto que Forex
requiere un cierto nivel de formación técnica para ser comprendido,
y resultará sencillo para el inversor ocultar información sensible.
Por otro lado, es fácil que Forex pase como una forma de trabajo (lo
que debiera ser idealmente), aunque en esos momentos esté tomando
las riendas la parte lúdica del proceso. Por último, el mundo
financiero puede deslumbrar en ocasiones por resultar altamente
atractivo, transmitiendo una sensación de eficacia que puede distar
mucho del estado de nuestras cuentas. Ser ajeno a todo esto esto no
conseguirá sino aislar a la persona durante más tiempo junto con su
problema, agravando el pronóstico.
En
cualquier caso, una persona que reconozca en sí mismo las señales
de la adicción habrá dado el que sin duda será el paso más
importante en la recuperación, basada principalmente en el
tratamiento psicológico grupal y el apoyo tanto a nivel individual
como familiar.
La ambición o la codicia, como afirmaba Gekko, no tienen por qué ser necesariamente nocivas, pero para poder beneficiarnos de ellas debemos estar al tanto de su alcance, y de nuestras limitaciones como animales parcialmente racionales.
Bibliografía.
Currency trading
for dummies. Mark Galant & Brian Dolan.
Homo ludens. Johan
Huizinga.
Los juegos y los
hombres. Roger Caillois.
En deuda. Una
historia alternativa de la economía. David Graeber.
Hay que tener cuidado en estos aspectos, pero es cierto que para las inversiones recomiendo la ayuda de un especialista. Personalmente, llevo tiempo utilizando la Plataforma 1000 Extra y siempre me ha dado buenos resultados.
ResponderEliminarSaludos!
dónde leer acerca de los corredores de Forex?
ResponderEliminarHola Rita. Además de poder encontrar información en los muchos foros electrónicos de inversores, tanto en inglés como en español, si quieres profundizar en el tema te recomiendo el libro "Mind, money and markets" de Dave Harder y la psiquiatra Janice Dorn. https://www.amazon.com/s/ref=dp_byline_sr_ebooks_2?ie=UTF8&text=Janice+Dorn+M.D.+Ph.D&search-alias=digital-text&field-author=Janice+Dorn+M.D.+Ph.D&sort=relevancerank
EliminarUn saludo