Menopausia significa cese permanente de la menstruación.
Es decir, su llegada supone iniciar una etapa de cambios a nivel
físico, psicológico y también social. El cambio primordial es la
disminución de la producción de hormonas femeninas
(estrógenos y progesterona) hasta su desaparición total. Estas
hormonas, que inicialmente relacionamos con la fertilidad y
reproducción, tienen en realidad una repercusión considerable en
otras funciones corporales como son la circulación sanguínea,
el metabolismo de los huesos, o el correcto funcionamiento de
sustancias químicas tan importantes para el cerebro como la
noradrenalina y la serotonina (y que son base fundamental de la
regulación de nuestros sentimientos y emociones).
De ahí que además de los tradicionales sofocos, y el
riesgo de fracturas ante caídas accidentales, otros de los síntomas
más comunes cuando llega la menopausia sean las alteraciones
emocionales: irritabilidad, cambios de humor frecuentes, ansiedad
contínua o incluso depresión. La mayoría de mujeres pueden
entender esos vaivenes emocionales debido a que con frecuencia se
experimentan durante los ciclos menstruales habituales. Esto es
porque los niveles de estrógenos y progesterona también están
disminuidos justo antes de la menstruación. La diferencia es que
como en todo ciclo, vuelven a reaparecer y se recupera la estabilidad
psíquica de base. La situación contraria ocurre a veces durante el
período de embarazo, que a muchas mujeres proporciona un estado de
binenestar llamativo. Nuevamente la situación hormonal en este
período es diferente.
Además de estos cambios biológicos que de por sí ya
ponen en riesgo la salud femenina, hay que entender la experiencia
vivencial que la mujer atraviesa en esta etapa. Hemos descrito
algunos cambios físicos que podríamos llamar internos, pero también
ocurren cambios físicos externos, que modifican o distorsionan algo
tan importante para la estabilidad psicológica como es la imagen
e identidad personal. Por ejemplo, los estrógenos influyen en
el patrón de distrubución de la grasa, con lo que su desaparición
condiciona cambios en las formas femeninas habituales. Sumado a ello,
la menopausia tiene la connotación social del abandono de la
juventud. Existe una evidente exaltación social de la belleza y la
juventud, y todos los días asistimos a la vorágine desesperada por
preservarla y simularla en los medios de comunicación. Por todos
estos motivos, los sentimientos de pérdida, de soledad, de
inutilidad e incluso de tristeza son perfectamente comprensibles.
Pero ¿qué sucede si se perpetúan en el tiempo y comienzan a
afectar al trabajo, relación con familia, amigos...? Menopausia no
significa sufrir por definición.
A la hora de evaluar los trastornos emocionales en la
menopausia es muy importante tener en cuenta la existencia previa de
antecedentes de problemas psiquiátricos o psicológicos. Las
personas con antecededente de depresión o ansiedad son más
vulnerables a la aparición de dichos trastornos emocionales, y
probablemente sean candidatas a un tratamiento específico ya sea
psicofarmacológico o psicoterapéutico. No obstante, en todos los
casos, la evaluación integral debe ser la norma, ya que problemas
complejos como el que nos ocupa suelen requerir de un abordaje
consensuado de varios profesionales sanitarios.
Aunque los síntomas principales experimentados por una
mujer en fase de menopausia sean los de tipo emocional o
psicológicos, es conveniente que acuda a su médico de atención primaria, para realizar una analítica de
sangre que permita comprobar su estado hormonal. Si fuera necesario, éste podría plantear desde algunas recomendaciones hasta tratamientos como la terapia hormonal sustitutiva, a veces en coordinación con el ginecólogo. Lo
fundamental, ya que este tipo de tratamientos tiene sus propios
riesgos y efectos adversos, es que, intervenga el médico que intervenga, se decida el tratamiento más apropiado para cada caso teniendo en cuenta antecedentes personales y familiares del paciente, así como
las características individuales de dicho trastorno emocional.
Las claves:
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