domingo, 3 de noviembre de 2013

Menopausia, depresión, ¿sufrir por definición?


Menopausia significa cese permanente de la menstruación. Es decir, su llegada supone iniciar una etapa de cambios a nivel físico, psicológico y también social. El cambio primordial es la disminución de la producción de hormonas femeninas (estrógenos y progesterona) hasta su desaparición total. Estas hormonas, que inicialmente relacionamos con la fertilidad y reproducción, tienen en realidad una repercusión considerable en otras funciones corporales como son la circulación sanguínea, el metabolismo de los huesos, o el correcto funcionamiento de sustancias químicas tan importantes para el cerebro como la noradrenalina y la serotonina (y que son base fundamental de la regulación de nuestros sentimientos y emociones).

De ahí que además de los tradicionales sofocos, y el riesgo de fracturas ante caídas accidentales, otros de los síntomas más comunes cuando llega la menopausia sean las alteraciones emocionales: irritabilidad, cambios de humor frecuentes, ansiedad contínua o incluso depresión. La mayoría de mujeres pueden entender esos vaivenes emocionales debido a que con frecuencia se experimentan durante los ciclos menstruales habituales. Esto es porque los niveles de estrógenos y progesterona también están disminuidos justo antes de la menstruación. La diferencia es que como en todo ciclo, vuelven a reaparecer y se recupera la estabilidad psíquica de base. La situación contraria ocurre a veces durante el período de embarazo, que a muchas mujeres proporciona un estado de binenestar llamativo. Nuevamente la situación hormonal en este período es diferente.

Además de estos cambios biológicos que de por sí ya ponen en riesgo la salud femenina, hay que entender la experiencia vivencial que la mujer atraviesa en esta etapa. Hemos descrito algunos cambios físicos que podríamos llamar internos, pero también ocurren cambios físicos externos, que modifican o distorsionan algo tan importante para la estabilidad psicológica como es la imagen e identidad personal. Por ejemplo, los estrógenos influyen en el patrón de distrubución de la grasa, con lo que su desaparición condiciona cambios en las formas femeninas habituales. Sumado a ello, la menopausia tiene la connotación social del abandono de la juventud. Existe una evidente exaltación social de la belleza y la juventud, y todos los días asistimos a la vorágine desesperada por preservarla y simularla en los medios de comunicación. Por todos estos motivos, los sentimientos de pérdida, de soledad, de inutilidad e incluso de tristeza son perfectamente comprensibles. Pero ¿qué sucede si se perpetúan en el tiempo y comienzan a afectar al trabajo, relación con familia, amigos...? Menopausia no significa sufrir por definición.

A la hora de evaluar los trastornos emocionales en la menopausia es muy importante tener en cuenta la existencia previa de antecedentes de problemas psiquiátricos o psicológicos. Las personas con antecededente de depresión o ansiedad son más vulnerables a la aparición de dichos trastornos emocionales, y probablemente sean candidatas a un tratamiento específico ya sea psicofarmacológico o psicoterapéutico. No obstante, en todos los casos, la evaluación integral debe ser la norma, ya que problemas complejos como el que nos ocupa suelen requerir de un abordaje consensuado de varios profesionales sanitarios.

Aunque los síntomas principales experimentados por una mujer en fase de menopausia sean los de tipo emocional o psicológicos, es conveniente que acuda a su médico de atención primaria, para realizar una analítica de sangre que permita comprobar su estado hormonal. Si fuera necesario, éste podría plantear desde algunas recomendaciones hasta tratamientos como la terapia hormonal sustitutiva, a veces en coordinación con el ginecólogo. Lo fundamental, ya que este tipo de tratamientos tiene sus propios riesgos y efectos adversos, es que, intervenga el médico que intervenga, se decida el tratamiento más apropiado para cada caso teniendo en cuenta antecedentes personales y familiares del paciente, así como las características individuales de dicho trastorno emocional.

Las claves:

  • Es frecuente la aparición de trastornos emocionales en la menopausia.
  • Es recomendable consultar con su médico si los síntomas persisten en el tiempo.
  • En caso de persistir los síntomas, el psiquiatra, junto con su médico consensuarán el tratamiento más adecuado para cada caso.

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